El vuelo

 

 

 

                                                                                      

                                                                                                  A Ivo Alí Colmenares,

por esos innumerables momentos de risas y de magia. Gracias por tu eterna amistad…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El vuelo

I

La llegada

             Con nervios aguarda el despegue, todavía no termina de creer que se encuentra allí, listo para emprender ese hermoso viaje, un viaje que lo reencontrará con sus afectos. Observa  por algunos segundos  a través de la ventanilla, está deseoso del arranque. Su más grande anhelo, es poder  ver a sus padres,  su tía y  los amigos que aún le quedan en aquel hermoso país.

Hace dos meses, el incremento de casos de covid-19 le impedía estar ahí, listo para partir.  Hoy es diferente, se siente seguro, con ansias espera oír la voz que indique la salida, mientras llega ese momento resuelve refugiarse en las noticias. Se decanta por un artículo que analiza la disminución de los contagios en el país.  Se siente orgulloso de formar parte de una población que ha respetado el  protocolo, aunado al excelente plan de vacunación que ha llevado a cabo el sistema de salud.

            El viaje ha comenzado. Deja a un lado el  profundo análisis que lo entretiene, busca alguna golosina, la consume, toma algo de agua, se limpia con la servilleta, inclina su asiento y cierra los ojos en la búsqueda del sueño. Disfruta como niño las seis horas de vuelo. 

Ya en tierra, con su inigualable sonrisa se despide del aeropuerto con destino a su morada, le embarga la alegría, ya le falta poco para tenerles.

            Llega a la frontera con maletas en mano, un poco asustado espera en la orilla quien lo traslade a su tierra de hermanos. Un desapercibido bote que se mueve con fuerza humana, le permite tocar su tierra amada. En ese breve recorrido disfruta al máximo de la naturaleza.

Sin querer la madrugada le acompaña en su distinguida entrada. Antes de abrazar a quien le ama, aplica el respectivo protocolo que ha contribuido con su llegada.

                                                                         

II

El regreso

            Posterior a la entrega de regalos, va a su habitación, la observa, recorre cada detalle, su madre la  ha mantenido tal cual la dejó, la nostalgia de estar nuevamente en ella, le invade.  Ese día lo dedica al descanso, el largo camino que ha realizado, lo ha dejado agotado. Se tumba en la cama con la esperanza de recuperarse.

Al levantarse va a donde su tía, junto a ella, planifica los días venideros. Con almuerzos y cenas disfrutan de su permanencia.

            Una visita al centro de la ciudad, lo reencuentra con valiosas amistades.  Les expresa su cariño, los motiva a procurar un mejor futuro. Les comenta su experiencia en tierras lejanas, de cómo el éxito le ha arropado. Se siente feliz de poder ayudarles. 

            Sin darse cuenta, la hora de la despedida le ha llegado, los días de estancia se han esfumado. Aunque siente nostalgia, debe volver, de él depende su familia. Los recursos que logra enviar mes a mes, garantizan una estabilidad en ellos. Lo sabe, debe regresar. Afortunadamente  un magnífico trabajo le espera.

Entre risas y llantos se despide de sus amados. Toma el primer bus que lo lleva a la frontera. Acompañado, sin querer de connacionales, deja nuevamente a su añorada tierra. Se acerca a la terminal y desde ahí  toma  un segundo bus que le conduce a la  enigmática metrópoli del vuelo.

En la ciudad, es recibido por un grupo de amigos, quienes le invitan a compartir unos días con ellos. Iván, acepta  gratamente, se siente halagado con el recibimiento.

  Al caer la noche, unos extraños escalofríos comienzan a invadirle el cuerpo. Los subsiguientes minutos, le traen un severo dolor de cabeza, dolor de garganta. La temperatura le  supera los treinta y ocho grados. El diagnóstico inicial le da positividad ante el coronavirus. Esta noticia le derrumba, pero decide cumplir a cabalidad con el tratamiento, está a solo días de despegar, debe estar sano para esa fecha. Gracias a la previa vacuna,  la enfermedad  ha sido leve.

Al cumplir con la respectiva cuarentena, la hora del chequeo le ha llegado. Un nuevo examen le confirma negatividad antes el virus. Está sano, comprende que ya puede partir. 

Con la sonrisa que le caracteriza, recoge su maleta, con nostalgia se despide de sus anfitriones, parte con prisa al aeropuerto y emprende su ansiado viaje de regreso.

 

Héctor DANIEL

 

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