Nefasto amor

 

 

 

 

“Nadie sabe el valor de la inocencia y de la integridad excepto cuando las mismas se pierden”

William Godwin

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

         El juez, le ha sentenciado a treinta años de cárcel.  Su abogado defensor, ha decidido apelar el fallo en los próximos días.

         Esa tarde, él, aun no comprende la magnitud de la situación en la que se encuentra involucrado. Ha llegado allí, desaforadamente gracias a las mentiras de su ex novia.   Ésta, al notar que su joven, atractivo, tranquilo y característico concubino partía de la residencia sin ningún remordimiento, decide emplear la estrategia más baja hoy conocida.

         Sin importarle que Andrés, saliera de su país natal, Venezuela, en búsqueda de una mejor calidad de vida. El día de su partida, planea en conjunto con su adolescente hija, involucrarlo en un presunto delito de violación. Su corazón frío y carente de sentimientos, no se inmutó, ni se doblegó en consideración ante el síndrome de asperger que padece el joven desde nacimiento. El despecho, la guió hasta llegar a la fiscalía, en donde hizo gala de una actuación latente y carente de emociones.

Al llegar, expone el bien planeado caso, en compañía de Carmelia. El caso inicia la marcha con la respectiva orden de aprehensión del individuo señalado. Para las autoridades, fue fácil localizarlo, Andrés se encontraba pernoctando por esos días con su nueva pareja. El proceso de detención fue algo escandaloso, quizás por tratarse de un extranjero, la comunidad del sector, alertada por la madre de la supuesta víctima, casi lincha al joven muchacho.

Sale de allí esposado, algo maltratado por la turba que lo arrinconó. Miembros de la policía, contribuyeron de forma cautelosa en su resguardo.

En su declaración, Andrés, perdido por ratos en su propio mundo, manifestó desconocer el motivo por el cual se le acusa. Simplemente explicó a los oficiales, que hace dos años  había llegado al país andino, en busca de oportunidades. Oportunidades que le negaba su país de origen. Al llegar, alquiló una pequeña habitación, propiedad de Macaria, quien lo recibió con buen agrado. Al pasar los días, nota que la señora, lo trata con especial atención. Al transcurrir las semanas, el afecto entre ambos se desbordó, dando paso a un tórrido romance. A pesar de que ella le lleva algunos años, quiso darse la oportunidad.

Con el pasar de los meses, la relación se vuelve más formal. Se muda a la casa principal, y con su trabajo contribuye con el sustento del nuevo hogar. El trato que mantuvo con su hijastra, fue de profundo respeto. Jamás se propasó, ni tocó a la chica, como lo indica la madre. Solo recuerda que un día, ésta, entra al cuarto, en búsqueda de su madre y lo observó sin querer en su desnudez, mientras salía de la ducha. Al percatarse de su presencia, inmediatamente se cubre y le ordena salir de allí. Esperó que Macaria regresara a casa y le contó lo sucedido.

La situación quedó en el olvido. Dos largos años de inconmensurable amor le irradió a su amada, hasta que una nueva ilusión le golpeó el corazón. 

Hoy, recluido en una prisión de máxima seguridad, discute con su abogado el fallo. Éste, le asegura que  probará  su inocencia.  


Héctor DANIEL

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